Lieko Shiga |
entonces
vi los materiales metálicos amontonándose en amasijo gris mate no entendí no
eran esos mis ojos sin embargo algo está cuajando es lo que se ha vuelto sólido
pero sigue siendo repugnante por ejemplo el terror también recibí un pequeño
resplandor llegó de repente con significado inexacto aquí a los ojos que
quieren y no consiguen cerrarse del todo no mirar alrededor porque sí todo fue
demasiado rápido y demasiado lento no acababa nunca la noche la gente también
se amontonaba queriendo correr dispersarse entonces las vías empezaron a
cerrarse los vasos circulatorios no deben transportar más dijeron es arriesgado
consideran
la luz
en las pantallas endurece los rostros las retinas ansiosas por consultar y
saber ser informadas pero todo se está desdoblando todo se abre y se bifurca no
hay patrón que descifrar las cifras
suben las historias aparecen o desaparecen toman todas las formas posibles se
truncan quedan los que siguen corriendo los que logran mutar por una línea
recién trazada un borde sin vigilancia fue la noche de los recorridos cada uno
veía crecer esa pregunta dentro cuál será la ruta exacta cada uno sopesaba los
posibles encuentros los cruces callejeros dónde estará escondido el próximo
paquete de gritos cómo no abrirlo cómo hacer para detectarlo y esquivarlo por
una vez todos parecimos desear lo mismo y si pudiera volverme transparente nada
más que viento y vigilia podría alcanzar ese estado deseando con más fuerza podría
correr más rápido si sólo supiera llevar lo importante deshacerme del rostro me
responde todo depende de nuestra capacidad de mantener el ensamblaje mínimo o
de tejer filamentos finos pero flexibles resistentes filamentos para mantener el
contacto
pero
sobre todo aprender a esquivar los pozos donde el discurso se vuelve pegajoso
se estanca en lo cerrado hay pozos de esos a cada rato trampas que sortear
durante
las siguientes noches los caídos se acumulan como cangrejos en el balbuceo
inmundo
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