Neil Krug |
me
trajo un autobús sucio y lento a la ciudad de la costa
brillaba
pálidamente
engastada en un aire azul medio brumoso
la
envolvía la oscura respiración del animal marino
durante días perdí el
nombre
una
habitación en la penumbra
apenas
ventilada olía a furor extenuado me entristecía tanto
el
sol repleto de súplicas
vertiendo
cuchillas en el desierto de la arena
esa
costa vacía que recorren incansables los pájaros blancos
de
la muerte
sola
como un faro en el centro de la habitación
una
calentura de niebla me reseca la garganta
y
tiemblo
de
las paredes se desprende la humedad en pétalos enormes
se
amontonan en charcos de agua fría sobre el suelo que cruje
al
medio día me despierta el febril goteo del óxido
me
encojo tengo sed casi no recuerdo nada pero siento el corazón
rebosante
de cal
el mar lame la piel cobriza de las
mujeres y los hombres
les marca las ingles las manos las
rodillas con su lengua azul salada
he
seguido el rastro noches enteras el penetrante
olor
a orina en las esquinas y la luminosa cinta de la música
entre
los cuerpos
todos
tienen el mismo rostro
y
los ojos borrados chillan eufóricos bailan
los
inmortales aún tan jóvenes tan demacrados y radiantes
creo
que voy a reventar de amor sólo alcanzo a ver
sus
bocas dulces abrasadas por el fuego transparente
del
alcohol
Una escena delirante, querida Anouk, pero tan hermosa.
ResponderEliminarBesos de cloruro sódico envenenado, corriente demacración
ResponderEliminarUn abrazo algo más dulce :)
Gracias por vuestra cercanía, abrazos a los dos :)
ResponderEliminarsigo queriendo ser editora y publicarte como te mereces.
ResponderEliminarainamatopeya
Lo ves?
ResponderEliminarAquí también.
Y de momento gratis.