Akif Hakan |
en el sueño estábamos en un sanatorio desahuciado
los insectos y yo, por fin nos librábamos de las palabras
bastaban los sonidos inarticulados
nuestros zumbidos, las ondas electromagnéticas
por el día explorábamos los pasillos donde la vegetación
extendía su dominio,
cientos de habitaciones idénticas, roídas por la luz,
camas con las ruedas rotas, empotradas contra la pared
tendíamos hilos, recorríamos los espacios vacíos entre
invisibles trazas de mercurio, muestras de orina y sangre
botellas que aún contenían suero y otros líquidos
desconocidos
coleccionábamos cajas enteras de pastillas
pijamas abandonados, jeringas
por la noche revivía con horror el pasado: tantos que se habían acercado
con sus residuos cerebrales
las radiactivas cadenas de sílabas cosidas
abandonar la zona de los pliegues y lamer la árida
tersura del silencio
La frase final, tremenda. El silencio, un arma de doble filo.
ResponderEliminarTenemos miedo, todos, absolutamente todos, menos tú.
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