Anni Lepälä |
golpes contra todas las esquinas
la náusea florece
desde la garganta despierto
el cálido hilo de sangre
borda la mañana
no se aclara el frío
persiste rodea mis mejillas
con las manos negras
envuelve desde
temprano las vísceras
la piel arrancada de
los frutos
mientras
la descomposición
avanza
ya trajeron los
animales degollados
su sangre gotea en regueros
desde el camión
el óxido sí
su gusto inerte
estancándose en mi lengua
ni siquiera está caliente
veo los rostros tirantes casi piedra
atravesar las calles
la rígida espera en
los andenes
un día más ese hombre
con traje oscuro que no sube
a ningún tren porque
no sabe
a dónde llevan
oigo la dura cuerda
cada vez más
tensa tanta gente
el sudor las suaves
canciones murmuradas
sus huesos quejándose
de arriba abajo
no
quería escribir sobre
la nieve
quería contar una
historia: había una vez
una mujer desencajada
compraba cada día las mismas cantidades
de leche y de lejía
quería comer nieve
hasta volverme
transparente
y después como
campanas frías
tocar las palabras
la pulsación exacta
el tañido debajo de la piel
pero
hay algo que no puedo
nombrar
una fuga
hay algo que me está
abriendo en canal
parece una hoja fina
y afilada una melodía dulce
por eso quizá despierto
vacía como un pozo abandonado
extiendo las manos sin
saber cómo
buscando
hasta sentir en los
dedos el ardor
las pequeñas hogueras
de la calle
el humo borrándome la
cara
....Había una vez
ResponderEliminaruna mujer desencajada
compraba cada día las mismas cantidades
de leche y de lejía...
me va a permitir enamorarme, si esto es suyo.
Estoy adentro de los galpones, galpones que eran fábricas de cartón piedra. Hago una fogata y te pienso.
ResponderEliminarImpactante, helador, transparente, qué bello escribes linda, me dueles y me alimentas la pasión, gracias
ResponderEliminarGracias por leer y comentar, se siente vuestra cercanía como un aire cálido :)
ResponderEliminarBesos