lunes, 30 de abril de 2012

Insectos en un bloque de ámbar





¿Dónde estoy? –preguntó Billy Pilgrim.
_Atrapado en otro bloque de ámbar, señor Pilgrim. Estamos precisamente donde debemos estar en este instante, a quinientos millones de kilómetros de la Tierra. Y nos dirijimos, por un hilo del tiempo, a Tralfamadore. Este viaje quizá nos lleve horas, o tal vez siglos.
_¿Cómo… he llegado hasta aquí?
_Eso, para usted, requeriría otra explicación terrenal. Los terrestres son grandes narradores; siempre están explicando por qué determinado acontecimiento ha sido estructurado de tal forma, o cómo puede alcanzarse o evitarse. Yo soy tralfamadoriano, y veo el tiempo en su totalidad de la misma forma que usted puede ver un paisaje de las Montañas Rocosas. Todo el tiempo es todo el tiempo. Nada cambia ni necesita advertencia o explicación. Simplemente es. Tome los momentos como lo que son, momentos, y pronto se dará cuenta de que todos somos, como he dicho anteriormente, insectos prisioneros en ámbar.
_Eso me suena como si ustedes no creyeran en el libre albedrío—dijo Billy Pilgrim.

_Si no hubiera pasado tanto tiempo estudiando a los terrestres—explicó el tralfamadoriano--, no tendría ni idea de lo que significa “libre albedrío”. He visitado treinta y un planetas habitados del universo, y he estudiado informes de otros cien. Sólo en la Tierra se habla de “libre albedrío”.


Matadero Cinco, Kurt Vonnegut


2 comentarios:

  1. A ese marciano le falta maldad pero no educación. Y algo de modestia.

    Besos.

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  2. Ciertamente es un concepto extraño. Incluso para un terráqueo librepensador.

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