Caída en el suelo, lloro hasta que las lágrimas se confunden con mis cabellos y se me nubla la vista. Pero ni por un instante dejo de seguir el rastro del sol por el cielo. Sigo su recorrido durante días sin término, mediodías imposibles, camino tras él a través de los deshabitados desiertos, con un escarabajo azul brillando escondido en la palma de mi mano
Permanezco en esta glaciación de días en llama, aquí no corre el agua ni se forman las palabras, bajo la blancura violenta del mediodía la fuente cristalizada ofrece sólo un agua dura, inmóvil, que no sacia.
Lastimadas por todos los soles, se deshacen mis retinas de ámbar, pero espero en este páramo sin voces a quien me traiga el corazón petrificado del viajero errante. Espero sin tiempo, en el nido de ansiedad, lugar del final del verano.
[Clitie se ha embriagado con el incienso funerario que ha quedado en la pira de su infancia antigua, Clitie pierde el conocimiento, se le bordan las pestañas de sal y después fantasea con la noche. Pero cuando llegue la noche entrará en la espera, en las canciones que hablan del viajero errante, la ofrenda del escorpión y las palabras que nunca le dijeron].
A veces se respira mejor después de llorar. A veces el hielo ayuda a no pensar, y el sol incita a actuar. En cualquier caso, todo tiene el mismo final. ¿Mejor intentar disfrutar?
ResponderEliminarSí, seguramente Clitie se encuentra mucho mejor ahora :)
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