miércoles, 4 de agosto de 2010

La siempre expuesta

La tersura de la enamorada

Velar frente a tu cuerpo no como frente a un espejo:
como frente a una puerta.

Noche ventral iluminada por tu cuerpo. No sé acabar las frases
que comienzas tú.

Recorro el estupor de las avenidas de tu cuerpo. Poseer es un
acto de debilidad.

Tu sexo como una boca nocturna abierta contra mi piel, por la
que inhalas y exhalas el oxígeno de los sueños.
Déjame abrazarte antes de la desecación de la noche.

Noche ventral iluminada por tu cuerpo.

Agua sólo quiero de tus labios de musgo. Luna, de tus pechos.

Tu cuerpo, vértice de existencia donde se cortan el tiempo y el
deseo. La certidumbre tangible -acariciable- de poder no olvidar.

En cuántas noches de soledad, aún por venir, podré arrebujarme
en la película de calor que hoy he robado nupcialmente a tu cuerpo.

Noche ventral iluminada por tu cuerpo.


Jorge Riechmann, Amarte sin regreso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario