viernes, 27 de agosto de 2010

Cofre de rosas marchitas

APÉNDICE. 12.

Mi vida es tan triste, y yo no pienso en llorarla; mis horas tan falsas, y yo no sueño el gesto de apartarlas.
¿Cómo no soñarte? ¿Cómo no soñarte?
Señora de las Horas que Pasan, Madonna de las aguas estancadas y de las algas muertas, Diosa Tutelar de los desiertos abiertos y de los paisajes negros de rocas estériles…, líbrame de mi juventud.
Consoladora de los que no tienen consolación, Lágrima de los que nunca lloran, Hora que nunca suena –líbrame de la alegría y de la felicidad.
--Opio de todos los silencios, Lira para no ser tañida, Vitral de lejanía y de abandono, haz que yo sea odiado por los hombres y escarnecido por las mujeres.
--Címbalo de Extrema-Unción, /Caricia sin gesto, Paloma muerta a la sombra, óleo de las horas pasadas soñando/, líbrame de la religión, porque es suave, y de la incredulidad, porque es fuerte; (…)
--Lirio mustiando la tarde, Cofre de rosas marchitas, Silencio entre prez y prez, lléname de náusea de vivir, de odio de estar sano, de desprecio de ser joven.
Vuélveme inútil y estéril, oh Acogedora de todos los sueños vagos; hazme puro sin razón para serlo, y falso sin amor a serlo, oh Agua Corriente de las Tristezas Vividas; que mi boca sea un paisaje de hielos, mis ojos dos lagos muertos, mis gestos un deshojar lento de árboles viejecitos, oh Letanía de desasosiegos, o Misa-Violada de Cansancios, oh Corona, oh Fluido, oh Ascensión!...
¡(Y) qué pena tener que rezarte como a una mujer, y no quererte como a un hombre, y no poder alzarte los ojos de mis sueños como Aurora-al-contrario del sexo irreal de los ángeles que nunca entraron en el cielo!

(Posterior a 1916)


Libro del desasosiego, F. Pessoa

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