Aneta Bartos |
oscuridad. muñecas. cuerpos troceados
rue de la transfusion-de-sang
una vitrina: dedos, manos, pies, una lengua casi roja,
ovarios, tendones, un fémur excepcionalmente hermoso, globos oculares, pelucas,
una cajita de madera oscura que contiene los dientes de una joven de 14 años
alguien respira agotado por
la
exigencia amorosa de la carne
rue faible
el sufrimiento la sangre la energía ---- vaciarse de todo
eso
deben perder lastre hasta situarse en la órbita de la
debilidad extrema
notarán que el pulso empieza a diluirse donde
hay una verdadera vulnerabilidad es a partir de ese estado
todo el cuerpo entonces es tenue reposa a la sombra de los
pulmones
ese bosque que se expande y se retrae imperceptiblemente
sean conscientes de esto, o no
sólo importa alcanzar el estado de descanso
esa llanura energética en la que es tan grato demorarse
aunque
siempre, de imprevisto
la jaula de luciérnagas entre las piernas
se abre
rue d’une perle
El deseo revolotea, ciego, es innegable, y las heridas supuran el veneno que nos consume.
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