lunes, 9 de diciembre de 2013

passage des panoramas


Aneta Bartos



oscuridad. muñecas. cuerpos troceados


rue de la transfusion-de-sang


una vitrina: dedos, manos, pies, una lengua casi roja, ovarios, tendones, un fémur excepcionalmente hermoso, globos oculares, pelucas, una cajita de madera oscura que contiene los dientes de una joven de 14 años

alguien respira agotado por
                                                               la exigencia amorosa de la carne


rue faible


el sufrimiento la sangre la energía ---- vaciarse de todo eso

deben perder lastre hasta situarse en la órbita de la debilidad extrema
notarán que el pulso empieza a diluirse donde
hay una verdadera vulnerabilidad es a partir de ese estado
todo el cuerpo entonces es tenue reposa a la sombra de los pulmones
ese bosque que se expande y se retrae imperceptiblemente
sean conscientes de esto, o no
sólo importa alcanzar el estado de descanso
esa llanura energética en la que es tan grato demorarse aunque
siempre, de imprevisto
la jaula de luciérnagas entre las piernas
se abre


rue d’une perle





1 comentario:

  1. El deseo revolotea, ciego, es innegable, y las heridas supuran el veneno que nos consume.

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