sábado, 10 de noviembre de 2012

dentro de mí el tiempo está inmóvil


Franck Juery




Susurra: Sálvame, Señor, el agua está invadiendo mi vida.
T. TRASNTRÖMER



pasan las horas frente a la pantalla lentamente
me voy petrificando 
en la noche los huesos montándose unos
                                                               sobre
                                                                               otros

los movimientos cada vez más tensos:
dedos entumecidos espinas de frío bajo los párpados los labios áridos y el cuello ahora rígido

horas y horas

la noche se espesa como un agua negra
gotea desde la membrana del silencio
el ala que envuelve en secreto a los durmientes

mientras escribo
sola fundida en la piedra de las horas más hondas
se endurecen las esquinas olvido
los nervios el dolor la estrujada flor de carne
todo muere en la parálisis del cuerpo

el silencio de la madrugada es yerto y poroso como una caliza oscura
pero debajo
muchos
metros
donde nadie oye
hay
una corriente animada por una respiración entrecortada

se filtra por mis vértebras me enfría las entrañas

hasta que un aleteo resquebraja la crisálida sombría
despunta la aguja del pasado y punza
una luz roja los opacos cristales de un coche
reaparecen
quién está ahí dentro

un halo de sangre empañada
se vierte en mis pupilas


5 comentarios:

  1. Podría haber estado una diabla.
    Pero la neblina oculto los rostros.

    bs.

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  2. A veces me das miedo, querida. Y es tan placentero.

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  3. Es de madrugada
    cuando nacen estos poemas.

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  4. Es verdad, yo casi siempre escribo de madrugada, no sé por qué.
    Pero este último mes a veces escribía muy temprano, por la mañana, en el tren, yendo al trabajo. Eso nunca me había pasado.

    Gracias por la compañía a los tres :)

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  5. Que final...
    Estaba yo también medio petrificado y de repente he respirado.

    Buenísimo.

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