Emily Halpern |
Un día, mientras la esperaba allí, de pronto tuve
mucho miedo. La puerta estaba abierta a la luz del sol y alguien silbaba en los
establos, pero tuve miedo. Estaba segura de que en la habitación (¿detrás del
colgador?) se escondía la mano seca de un hombre muerto, con plumas blancas de
gallina y un gallo con el cuello cortado que agonizaba muy despacio, muy
despacio. La sangre caía gota a gota en un barreño rojo y me pareció oírla
gotear. Nadie me había hablado del obeah…, pero yo sabía lo que vería si me
atrevía a mirar.
Jean Rhys, El ancho mar de los sargazos.
Sin ir más lejos hoy me acordado de esta novela que he leído varias veces y me encanta.
ResponderEliminarNo quisiera tener su don.
ResponderEliminarEl mundo está lleno de monstruos.
Increíble.
ResponderEliminarEstamos todos dentro de una pesadilla.
ResponderEliminarLa sangre y el misterio siempre armaron una mezcla que me dio más miedo del que desearía
ResponderEliminarLa novela me ha gustado bastante, pero creo que no consigue mantener hasta el final el nivel de fuerza del principio, que es espectacular... realmente esa pesadilla de lo cotidiano.
ResponderEliminarAbrazos a todos y gracias por las palabras :)