Blood Lily |
journal 21/06/12
Hoy comienza el verano, un lirio de sangre se enraíza con
increíble delicadeza en mis arterias, me
golpea con su débil llanto dentro del pecho.
El calor inyecta su aguja reluciente en la piel y extrae los
colores de los cuerpos, los deja pálidos, aletargados, pero luego derrama
esmaltes histéricos por los rincones. Colores a un volumen ensordecedor, con
una longitud de onda tan alta que ni siquiera podemos percibirla. Pero bailamos
ciegos delirantes dentro de sus vibraciones. Así en el verano, todo mi cuerpo
se acaba transparentando salvo ese núcleo de sangre estrellada, una
constelación de filamentos agotados.
Me cambiaron el corazón por un lirio de sangre, una pequeña
esfera hecha de nervios erizados y tubitos escarlata como espinas alargándose
cada vez más. Sólo florece una vez al año, pero entonces escuece como una
mordedura infectada. Tanto esfuerzo para levantar la voz desde la silenciosa
caja que guardo dentro. En vez de agua triste y salada, los hilos se han vuelto
duros, se petrifican dentro de mí formando una minuciosa maraña de temblores.
Soñé tantas noches con un lirio de agua, con su corola
blanca y húmeda de absorber la transparencia, deseé su levedad con tanta fuerza
que sólo me fue dada esta palpitación rígida, un laberinto de savia roja
extenuada en el valle del calor.
Y no sólo son deliciosas las etiquetas, claro. Lo es todo. Absolutamente.
ResponderEliminarTengo un lirio entre mis pestañas. Lo arrancaré y lo haré rojo. Y caeré.
ResponderEliminarTodo florecimiento quema mucho por dentro.
ResponderEliminar