Gregory Crewdson |
El jardín neuronal fue repentinamente iluminado por un
estallido de alfileres. Después se oscureció humeante, sin dejar de temblar.
Después.
Las ropas desceñidas.
Fue sólo cuestión de un chispazo, una descarga eléctrica y
la repentina floración de durísimos cristales de sal sobre la lengua. Sed.
Después la resistencia, el empeño de refugiarme en lo cerrado,
en especial porque el lenguaje me desfonda.
Los cabellos
destrenzados.
Qué hay detrás de mi frente: UN BOSQUE DESPUÉS DEL INCENDIO.
Acaso algo se mueve todavía por ahí, hormiguea la vida
diminuta de las cenizas, algo sucede en los huecos ocultos de los árboles. Todo
eso bulle en lo más alto de mi pensamiento. Me enciende los dedos.
La niña descalza.
Ah ella. Cómo me enerva, con su cara sucia y las rodillas
magulladas. Pero sobre todo por su risa. Entra y sale de la casa como un
pájaro: por las ventanas, por la chimenea, por los tragaluces.
Yo vivo dentro de un horno, hace muchos años.
(Alguien pronuncia bajito el nombre de mi hermano amado:
Franz. Toda esa ternura perdida me riega las mejillas).
Tengo tanta hambre.
Obvio es tener hambre siendo testigo de un bosque que habita la cola de un gran cometa.
ResponderEliminarBss.
De verdad, a mí lo tuyo me parece un escándalo. Un día, dentro de no demasiado tiempo, cumpliré sueños y seré editora. Y tú vas a ser mi primera publicación.
ResponderEliminarainamatopeya
Yo ahora mismo te comería.
ResponderEliminarBesos.
Estoy totalmente conforme con aina, publica ya estas maravillas!!! creas unos mundos q a pesar d ser tuyos y surreales me resultan tan familiares que me dan escalofríos, belleza en la palabra, en el silencio, en cómo escoges cada uno de tus cristales verdes. BellA
ResponderEliminarEn el centro una plaza muy conocida de una gran ciudad hay un grupo de árboles metálicos, aproximadamente de tamaño natural, todos iguales o casi, los veo a menudo y me pregunto, ¿dónde quedó su bosque?
ResponderEliminarGracias por vuestra cercanía, de verdad... Es un lujo escribir y ser leída así :)
ResponderEliminarAbrazos a todos