jueves, 27 de enero de 2011

Máscara

Un pétalo de digital
mi lengua
para jugar a la mentira
un roce áspero
y mojado
mis ojos exhaustos por
la cópula incansable
de los desconocidos
amantes
de mis párpados.

Detrás de su máscara
una gacela herida
se ofrecía por todos los portales
con el pelaje erizado
de ansiedad.

Gemía.

Es el hambre de ti lo que me obliga.

martes, 25 de enero de 2011

Leer

De repente, LA cita EXACTA:


“Leer lo nunca escrito. Esa lectura es la más antigua: leer antes del lenguaje, a partir de las vísceras, o de las danzas, o de las estrellas”.


Walter Benjamin

sábado, 22 de enero de 2011

Núcleo

Qué soy yo
salvo este
núcleo vibrante
de palabras
cosidas en círculos
espiral
de un pozo que
nunca
termina.

martes, 18 de enero de 2011

US

I was wrapped in black
fur and white fur and
you undid me and then
you placed me in gold light
and then you crowned me,
while snow fell outside
the door in diagonal darts.
While a ten-inch snow
came down like stars
in small calcium fragments,
we were in our own bodies
(that room that will bury us)
and you were in my body
(that room that will outlive us)
and at first I rubbed your
feet dry with a towel
because I was your slave
and then you called me princess.
Princess!

Oh then
I stood up in my gold skin
and I beat down the psalms
and I beat down the clothes
and you undid the bridle
and you undid the reins
and I undid the buttons,
the bones, the confusions,
the New England postcards,
the January ten o'clock night,
and we rose up like wheat,
acre after acre of gold,
and we harvested,
we harvested.




NOSOTROS

Yo estaba envuelta en piel
negra y blanca y
tú me deshiciste y entonces
me colocaste en luz dorada
y entonces me coronaste,
mientras la nieve caía
tras la puerta como dardos diagonales.
Mientras una nieve de diez pulgadas
caía como estrellas
en pequeños fragmentos de calcio,
estábamos en nuestros propios cuerpos
(ese cuarto que nos enterrará)
y tú estabas en mi cuerpo
(ese cuerpo que nos sobrevivirá)
y al principio te froté
los pies secándolos con una toalla
porque yo era tu esclava
y entonces me llamaste princesa.
¡Princesa!

Oh entonces
me puse de pie en mi piel dorada
y me deshice de los Salmos
y me deshice de la ropa
y tú desataste la brida
y tú desataste las riendas
y yo desabroché los botones,
y deshice los huesos, los equívocos,
las postales de Nueva Inglaterra,
las noches de enero pasadas las diez
y nos erguimos como trigo,
hectárea tras hectárea de oro,
y cosechamos,
cosechamos.


Anne Sexton, Love poems.

(Traducción de Ben Clark)

miércoles, 12 de enero de 2011

Dédalus Joyce

Hombre funesto de claves nocturnas y cuerpo desnudo junto al río profundo de brillantes escupidas. Hombre de ojos anti-miopes exploradores de infinidad. Hombre de rostro en sombra y cuerpo genio abstracto. Hombre sin miedo de pluma en mano ni de ojos en ser ni sonrisa suprema. Hombre dios llegaste solo de infinitudes asombrofantasmales ornado de lágrimas de superioridad vergonzante. Hombre destructor de tabúes y cielos estrellados. Hombre de los frágiles vestidos que caen dejando hermanos desnudos. Hombre sin alimento para otorgar a los que buscan. Hombre de altos mares de surcos desolados. Hombre-barco blanco. Hombre que arrancaste el vómito para sepultar el mito. Hombre de tiempo y espacio que arrastran cuerdas locuras. Hombre superhombre, frialdad y tibieza en conjunción. Hombre.

Alejandra Pizarnik

martes, 4 de enero de 2011

La niña de los cañaverales




"Tierra de juncares a la orilla de ríos, terreno para cazadores y angustias..."
F. PESSOA


I.

Una noche cualquiera siento pavor ante la niña del cabello de algas. Solo estaba parada delante de mí, ofreciéndome una estrella de mar, pero yo no quería cogerla porque sabía que no podría soportar la humedad de sus dedos verdosos. Entonces ella sonreía y se comía lentamente la estrella, sin dejar de mirarme entre los mechones de cabello mojado.
Yo no podía gritar, la estrella de mar era también la caja de mi voz.

II.

Cuántas orquídeas salvajes decapitadas para ti de parte de esa dulce harapienta, la niña cascabel, la escolopendra de oro. Ella ha deseado tanto, ha preparado durante noches enteras esta ofrenda para ti: alas de mariposa malva, caramelos hechos con savia del árbol enfermo, escamas relucientes del pez de jade. Y todo esto sólo porque no sabe hablar, porque le tiembla la boca, porque no sabe decirte aprieta tus labios contra los míos, regálame tus dientes, ábreme la herida.

III.

Coloco una mano en su frente y siento cómo entre sueños se abre la flor muy blanca de la fiebre, se transparenta en grandes pétalos húmedos tras su piel ardiendo. Demasiado tiempo en la jaula de mareas, pienso, y ordeno su colección de semillas letales, le mojo las muñecas con agua lustral. La miro. Entonces un gemido ronco se entrecorta, el pulso de la niña burbujea una vez y sus párpados se cierran como la noche cae.

Cuándo supe que la flor blanca me estaba dejando ciega, que los gemidos sordos sonaban en mi voz, que ella era también yo.


*Imagen: Roberto Matta-El vértigo de Eros 1944