martes, 4 de enero de 2011
La niña de los cañaverales
"Tierra de juncares a la orilla de ríos, terreno para cazadores y angustias..."
F. PESSOA
I.
Una noche cualquiera siento pavor ante la niña del cabello de algas. Solo estaba parada delante de mí, ofreciéndome una estrella de mar, pero yo no quería cogerla porque sabía que no podría soportar la humedad de sus dedos verdosos. Entonces ella sonreía y se comía lentamente la estrella, sin dejar de mirarme entre los mechones de cabello mojado.
Yo no podía gritar, la estrella de mar era también la caja de mi voz.
II.
Cuántas orquídeas salvajes decapitadas para ti de parte de esa dulce harapienta, la niña cascabel, la escolopendra de oro. Ella ha deseado tanto, ha preparado durante noches enteras esta ofrenda para ti: alas de mariposa malva, caramelos hechos con savia del árbol enfermo, escamas relucientes del pez de jade. Y todo esto sólo porque no sabe hablar, porque le tiembla la boca, porque no sabe decirte aprieta tus labios contra los míos, regálame tus dientes, ábreme la herida.
III.
Coloco una mano en su frente y siento cómo entre sueños se abre la flor muy blanca de la fiebre, se transparenta en grandes pétalos húmedos tras su piel ardiendo. Demasiado tiempo en la jaula de mareas, pienso, y ordeno su colección de semillas letales, le mojo las muñecas con agua lustral. La miro. Entonces un gemido ronco se entrecorta, el pulso de la niña burbujea una vez y sus párpados se cierran como la noche cae.
Cuándo supe que la flor blanca me estaba dejando ciega, que los gemidos sordos sonaban en mi voz, que ella era también yo.
*Imagen: Roberto Matta-El vértigo de Eros 1944
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Me encanta. ¿Lo soñaste o estás así de en contacto contigo misma en la vigilia?
ResponderEliminarPues, la verdad es que el primer fragmento sí tiene su origen en algo que soñé y que sueño con frecuencia (y algunas variaciones). Los otros dos fueron elaboración posterior, donde se mezcló el recuerdo del sueño pero también la vigilia y el espacio (cuando lo escribí estaba en una zona de orillas, una zona algo confusa que me afectaba sobre todo cuando por la noche todo el mundo se quedaba dormido y se oían miles de insectos como locos...). Me alegra mucho que te haya gustado! :)
ResponderEliminarNos gusta la ceguera. Apuesto por ella.
ResponderEliminar"Las Hermosas Fieras Interiores" rebosa literatura, y por ahora no doy abasto. Me encanta. Tu blog me quita las ganas de escribir, y me aumenta las ganas de leer, lo cual siempre es mejor, escuchar antes que hablar. Siempre.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu bello rincón, es de lo mejorcito que he leído en estos casi tres años que llevo blogeando.
La mística, el simbolismo y la delicadeza del texto me han bloqueado.
ResponderEliminarEs exquisito.
De principio a fin.
Pero el primer capítulo es incomparable...
Me quito el sombrero, A.
me encanta...
Besos
Muchas gracias a los tres por vuestros comentarios y visita, se agradece sinceramente tener lectores tan gentiles :)
ResponderEliminarEthos, he echado un vistazo rápido por tu blog, y me ha encantado también, espero tener tiempo pronto para ir saboreándolo despacio, ya te comentaré...
Pez Susurro, qué alegría me ha dado tu comentario, sobre todo por la afinidad personal que siento con tu sensibilidad.
Besos!
precioso.
ResponderEliminar***
un abrazo,
j.
Muchas gracias, me alegro de que te gustara... ^^
ResponderEliminarUn abrazo! A.