Joana Nowakowska |
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-¿Qué es lo que
dice, Juan Preciado?
-Dice que ella escondía sus pies entre las piernas de él. Sus pies helados
como piedras frías y que allí se calentaban como en un horno donde se dora el
pan. Dice que él le mordía los pies diciéndole que eran como pan dorado en el
horno. Que dormía acurrucada, metiéndose dentro de él, perdida en la nada al
sentir que se quebraba su carne, que se abría como un surco abierto por un
clavo ardoroso, luego tibio, luego dulce, dando golpes duros contra su carne
blanda; sumiéndose, sumiéndose más, hasta el gemido. Pero que le había dolido
más su muerte. Eso dice.
-¿A quién se refiere?
-A alguien que murió antes que ella, seguramente.
-¿Pero quién pudo ser?
-No sé. Dice que en la noche en la cual él tardó en venir sintió que había
regresado ya muy noche, quizá de madrugada. Lo notó apenas, porque sus pies,
que habían estado solos y fríos, parecieron envolverse en algo; que alguien los
envolvía en algo y les da calor. Cuando despertó los encontró liados en un
periódico que ella había estado leyendo mientras lo esperaba y que había dejado
caer al suelo cuando ya no pudo soportar el sueño. Y que allí estaban sus pies
envueltos en periódico cuando vinieron a decirle que él había muerto.
-Se ha de haber roto el cajón donde la enterraron, porque oye como un
crujir de tablas.
-Sí, yo también lo oigo.
Juan Rulfo, Pedro Páramo.
Todos llevamos la locura colgada en los pies.
ResponderEliminarBss.
Amado Rulfo... gracias por compartirlo :)
ResponderEliminarOh, pequeña... ¿Sabías que es mi pasaje favorito de Pedro Páramo? Lo tengo copiado en varias libretitas y en el ordena. El pan dorado en el horno... Gran novela, adorado Rulfo, lindas coincidencias picatostiles ;)
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