martes, 6 de septiembre de 2011

Iluminación

Lovers man and woman I, Egon Schiele




Cómo podría aquí cuando la tarde baja
con fina piel de leopardo hacia
tu demorado cuerpo
no ver tu transparencia.
Enciende sobre el aire
mortal que nos rodea
tu luminosa sombra.
En lo recóndito
te das sin terminar de darte y quedo
encendido de ti como respuesta
engendrada de ti desde mi centro.
Quién eres tú, quién soy,
dónde terminan, dime, las fronteras
y en qué extremo
de tu respiración o tu materia
no me respiro dentro de tu aliento.
Que tus manos me hagan para siempre,
que las mías te hagan para siempre
y pueda el tenue
soplo de un dios hacer volar
al pajarillo de arcilla para siempre.



J. A. Valente

2 comentarios:

  1. Me gusta la escritura de Valente, su tono agridulce, sus otoños para susurrar pensamientos mientras el resto del mundo aguarda otras estaciones, otra forma de dejar poesías entre los renglones de un poema.

    Beso.

    Javier Herque

    ResponderEliminar
  2. A mí también me gusta mucho Valente... me alegro de que hayas disfrutado el poema :)
    Gracias por pasarte y besos!

    ResponderEliminar