martes, 31 de julio de 2012

donde nada pasa


Gustav Klimt



Je dis ce que je sais, que certaines histoires sont insaisissables, qu’elles sont faites d’états successifs sans lien entre eux. Que ce sont les histoires les plus terribles, celles qui ne s’avouent jamais, qui se vivent sans certitude aucune, jamais.


Emily L, Marguerite Duras


jueves, 26 de julio de 2012

punza, negra espina


Georg Trakl



Offenbarung und Untergang

Schweigend saß ich in verlassener Schenke unter verrauchtem Holzgebälk und einsam beim Wein; ein strahlender Leichnam über ein Dunkles geneigt und es lag ein totes Lamm zu meinen Füßen. Aus verwesender Blaue trat die bleiche Gestalt der Schwester und also sprach ihr blutender Mund: Stich schwarzer Dorn. Ach noch tönen von wilden Gewittern die silbernen Arme mir. Fließe Blut von den mondenen Füßen, blühend auf nächtigen Pfaden, darüber schreiend die Ratte huscht. Aufflackert ihr Sterne in meinen gewölbten Brauen; und es läutet leise das Herz in der Nacht. Einbrach ein roter Schatten mit flammendem Schwert in das Haus, floh mit schneeiger Stirne. O bitterer Tod.

Und es sprach eine dunkle Stimme aus mir: Meinem Rappen brach ich im nächtigen Wald das Genick, da aus seinen purpurnen Augen der Wahnsinn sprang; die Schatten der Ulmen fielen auf mich, das blaue Lachen des Quells und die schwarze Kühle der Nacht, da ich ein wilder Jäger aufjagte ein schneeiges Wild; in steinerner Hölle mein Antlitz erstarb.

Und schimmernd fiel ein Tropfen Blutes in des Einsamen Wein; und da ich davon trank, schmeckte er bitterer als Mohn; und eine schwärzliche Wolke umhüllte mein Haupt, die kristallenen Tränen verdammter Engel; und leise rann aus silberner Wunde der Schwester das Blut und fiel ein feuriger Regen auf mich.

G. Trakl


Revelación y ocaso (fragmento)

Estaba sentado, mudo, en una taberna abandonada bajo vigas ennegrecidas y solo ante mi vaso de vino; un cadáver radiante inclinado sobre algo oscuro y a mis pies un cordero muerto. Desde el pútrido azul surgió la pálida figura de mi hermana y así habló su boca sangrante: punza, negra espina. Ah, todavía resuenan las salvajes tormentas en mis brazos de plata. Corre, sangre, desde los pies lunares y florece sobre los nocturnos senderos por los que, gritando, se escabulle la rata. Encendeos, estrellas, sobre el arco de mis cejas; y el corazón repica suavemente en la noche. Con una espada flameante una roja sombra irrumpió en la casa, voló con frente nívea. Oh muerte amarga.

Y una oscura voz surgió de mí: en el bosque nocturno le rompí la nuca a mi caballo negro, cuando en sus purpúreos ojos asomó la locura; las sombras de los olmos cayeron sobre mí, la risa azul de la fuente y la frescura negra de la noche, cuando, cazador despiadado, maté un venado blanco como la nieve; mi rostro se apagó en un infierno de piedra.

Y una gota de sangre cayó brillando en el vino del solitario; y cuando lo bebí, sabía más amargo que la adormidera; y una nube negruzca envolvió mi cabeza, lágrimas cristalinas de ángeles condenados; y de la plateada herida de mi hermana suave corrió la sangre y una lluvia de fuego cayó sobre mí.

[Traducción de Jenaro Talens]


sábado, 14 de julio de 2012

con los huesos abiertos



Fred Jourda


fuera
las húmedas casas alineadas comen
niebla a orillas del río
por las calles la fría lengua del agua
moja la noche el cuerpo
cansado de la niña de viento reposa

dentro
en la casa sombría respira
se llena y se vacía de sal aguarda

con los huesos abiertos

se le crispa el gesto en la penumbra su piel
como un pañuelo de seda finísima
arrugada por la angustia
aún desde su sangre crece la hierba y
los insectos parpadean como luces de colores

fuera hay un entramado de calles maltrechas escaleras
cada vez más altas subiendo
en el nudo de las horas la madrugada hasta alcanzar
esa zona de aire enrarecido
ese minuto de silencio endureciéndose y los labios de la niña
cada vez más fríos
el olor verde azulado del agua desde sus brazos
ondea
va reflejándose por la hilera de casas
también en las pupilas heridas en ese imperceptible

no

hojita tierna estremeciéndose
de ruegos
se le adelgaza la voz hasta la hebra del miedo
sus cabellos lo desbordan todo como una
planta oscura

de pronto los ojos abiertos el tirón de los huesos
al erguirse
camina sobre los vidrios
una ráfaga de viento abre la puerta

la niña sale a los cañaverales


martes, 10 de julio de 2012

hasta-cierto-punto


Aëla Labbé



- Azul es mi nombre -dije.
Los jardines del hospicio con estatuas, con flores obscenas. Los vestidos de azul iban y venían como quien recita un mismo poema interminable.
- ¿Por qué traes los ojos tan fijos? -dijo.
Yo misterio mi mirada para que al mirarla no se vuelva azul la rosa rosa.
Aquí vienen mis tres amigas: V., S. y O.
O.: de sacerdotisa sus ojos de pájara, de topo sus manos, de reina de desterrados su voz.
O. me cuenta cuentos de muertes inacabadas.
- O., tengo miedo de este gran NO que se me sube a la cabeza.
Hablamos. Así somos dos quienes se reparten el botín, el peso del cadáver.
V. me insta a responder al llamamiento. Amiga cercana como el dolor de mi nuca. Rigurosa como una emperatriz bizantina, es capaz de morir por una palabra mal pronunciada.
- Lugar azul se llama mi recinto -dije.
Es tarde para gritar. El embaucamiento degradó las apariencias.
- Jaula azul -dije indicando la prisión donde yacía.
- ¿Por qué crimen? -preguntaron las damas que ululaban como las sirenas de un barco que se hunde.
- Si me dan el cuadrado mágico que cambia los colores y los vuelve fugitivos, entonces sí.
- Solo queremos ayudarte -dijeron.
- No pueden -dije llorando sin tristeza, sin piedad.
Cantaron himnos para curarme. Aprecié la distancia que me separaba de ellas. Yo estaba tan sola que mis miedos desaparecieron como por ensalmo.
Mostré, uno a uno, los dedos de una de mis manos.
- El lujurioso, el voluptuoso, el lúbrico, el mórbido y el lascivo. Mi mano es el espejo de la matadora.
- Danos más explicaciones -dijo S.
- Un instante ilícito se paga con años de silencio opaco. ¿A quién contar mi alegría y mi antigua ternura?
- A una cebra heráldica, a un pingüino rosado -dijo la de los ojos de maga.
Un animal de papel atravesó el lugar azul.
Cuando yo, la presagiosa en mis sueños privados; la transformista de sus emblemas antiguos y humillados; cuando yo, ¿entienden?
- No.
- Ronda nocturna. Un payaso me sonríe a fuego vivo y me transforma en una muñeca: Para que nunca te marchites (dice).
- Danos más explicaciones -dijeron las celestes.
- Los sufrimientos me dispensan de dar explicaciones -dije.
Sonreí.
- Mis amores con el payaso duraron lo que la lluvia -dije-. También él quería ir-hasta-cierto-punto.
Sonreí.
- Loba azul es mi nombre -dije.


Alejandra Pizarnik

domingo, 8 de julio de 2012

I wash off


Neil Krug



FOR MY LOVER, RETURNING TO HIS WIFE

She is all there.
She was melted carefully down for you
and cast up from your childhood,
cast up from your one hundred favorite aggies.

She has always been there, my darling.
She is, in fact, exquisite.
Fireworks in the dull middle of February
and as real as a cast-iron pot.

Let's face it, I have been momentary.
A luxury. A bright red sloop in the harbor.
My hair rising like smoke from the car window.
Littleneck clams out of season.

She is more than that. She is your have to have,
has grown you your practical your tropical growth.
This is not an experiment. She is all harmony.
She sees to oars and oarlocks for the dinghy,

has placed wild flowers at the window at breakfast,
sat by the potter's wheel at midday,
set forth three children under the moon,
three cherubs drawn by Michelangelo,

done this with her legs spread out
in the terrible months in the chapel.
If you glance up, the children are there
like delicate balloons resting on the ceiling.

She has also carried each one down the hall
after supper, their heads privately bent,
two legs protesting, person to person
her face flushed with a song and their little sleep.

I give you back your heart.
I give you permission—

for the fuse inside her, throbbing
angrily in the dirt, for the bitch in her
and the burying of her wound—
for the burying of her small red wound alive—

for the pale flickering flare under her ribs,
for the drunken sailor who waits in her left pulse,
for the mother's knee, for the stockings,
for the garter belt, for the call—

the curious call
when you will burrow in arms and breasts
and tug at the orange ribbon in her hair
and answer the call, the curious call.

She is so naked and singular.
She is the sum of yourself and your dream.
Climb her like a monument, step after step.
She is solid.

As for me, I am a watercolor.
I wash off.

Anne Sexton


***

A MI AMANTE, REGRESANDO JUNTO A SU ESPOSA


Ella está toda allí.
Fue derretida cuidadosamente para ti
y moldeada desde tu infancia,
moldeada desde tus cien edades preferidas. 

Ella siempre ha estado allí, cariño.
Ella es, de hecho, exquisita. 
Fuegos artificiales en el centro de un sombrío febrero
y tan real como una olla de hierro. 

Afrontémoslo, yo he sido pasajera. 
Un lujo. Un balandro rojo y brillante en el puerto.
Mi pelo flotando como humo por la ventanilla del coche.
Almejas fuera de temporada.

Ella es más que eso. Ella es tu tengo que tener,
ha potenciado tu crecimiento práctico y tropical.
Ella no es un experimento. Ella es toda armonía.
Ella cuida de que la barca tenga remos y toletes,

ha puesto flores silvestres en la ventana para el desayuno,
sentada junto al torno a mediodía,
parió tres hijos bajo la luna,
tres querubines dibujados por Miguel Ángel,

y lo hizo con las piernas abiertas
en los meses terribles en la capilla.
Si miras hacia arriba, los niños están allí
como delicados globos apoyados en la pared. 

También ha llevado a cada uno pasillo abajo
después de la cena, sus cabezas discretamente torcidas,
dos piernas protestando, cara a cara, 
ella tiene el rostro encendido con una canción y su pequeño sopor. 

Te devuelvo el corazón.
Te doy permiso−

para la fusión en ella, vibrando
iracundo en el barro, para la perra que hay en ella
y el enterramiento de su herida−
para enterrar viva su pequeña herida roja−

para la pálida bengala titubeante bajo sus costillas,
para el marinero borracho que aguarda en su pulso izquierdo,
para su rodilla de madre, para las medias, 
para el liguero, para la llamada. 

La extraña llamada
cuando te cobijes entre sus brazos y pechos
y tires de la cinta naranja en su pelo
y contestes a la llamada, la inquisitiva llamada.

Ella es tan desnuda y singular.
Ella es la suma de ti mismo y de tu sueño. 
Escálala como un monumento, paso a paso.
Ella es sólida. 

En cuanto a mí, yo soy una acuarela. 
Yo soy lavable.