lunes, 20 de febrero de 2012

Tu boca roída por el viento


Eliot Lee Hazel




7.

tu paso                                nunca otro         y tu boca
roída por el viento            criatura
individual          en un mundo de nombres
que ya apenas pronuncias            y que apenas te hieren
dulce materia                   viva
en tierra enferma                           criatura
individual                          entre flor y flor oscura
tu paso                     nunca otro
y tu boca roída por el viento


Distancias, Susana Thénon 

viernes, 3 de febrero de 2012

Dolorosa


Kris Lewis, White Flag (detail)



LA PUTA.- Me hice puta para no dormir sola. Mi angustia le cuesta
muy cara a los hombres. Pagan porque saben que les amo con locura
y que estaría dispuesta a morir por cada uno de ellos. Saben que
siempre estoy a punto de matarme. Llaman al día siguiente para 
asegurarse de que lo he hecho, pero al escuchar mi voz pagan otra 
noche más por la moribunda. Les digo: te quiero. Te quiero. Y de 
nuevo se hunden furiosamente en la agonía y en la obsesión. 
Después yo duermo, como si me llenaran poco a poco de agua 
templada. Ellos se quedan por si me entran ganas de morirme y me 
muero. Desde que me hice puta puedo soñar que tengo una mancha 
amarilla y caliente en la nuca: es el sol, es un sueño precioso. Antes 
no soñaba. Desde que me hice puta me gusta el invierno porque las 
noches son más largas y así reviento de amor durante más horas y 
me calientan la nuca más soles. Me regalan cuchillos, tijeras, 
espadas, cordones de seda, vidrios rotos, serpientes. La ofrenda ya 
me llega a las rodillas. Es imposible entrar en mi alcoba sin herirse 
con algún filo o algún veneno. Aún así no dejan de entrar. Y yo me 
enamoro. Creo que soy rica. Si lo hiciera gratis a nadie le importaría 
mi pasión ni mi vida. Y dormiría muy sola. Hasta que me hice puta 
con la rapidez del que corre al retrete aguantando los orines. No soy 
bella. Desde que me hice puta y pagan por mirarme mientras sufro, 
me he convertido en la mujer más bella del mundo.


Dolorosa, Angélica Liddell (Fragmento)